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MUCHO DADÁ

El retratro de "Dorian Gay"

Siempre con su sonrisita prepotente, creía tener respuestas a todas los misterios de este mundo. Hacía tiempo, siendo un adolescente, había descubierto la magia de las analogías y se había agarrado a ellas como un naufrago a un trozo de madera. Nunca llegó más allá, ese descubrimiento le bastaba. Aplicaba su fórmula a todos los aspectos de la vida, y siempre le daba buenos resultados. En su pueblo se había ganado la fama de hombre sabio. Se quedaba callado, escuchando lo que los demás decían, sonriendo levemente, rumiando la frase que deslumbraría a la concurrencia, esperando el momento en el que la conversación decayera, en el que el dialogo se topara con el existencialismo, se enredara en si mismo, quedara en punto muerto, se llenara de silencios. Entonces lo soltaba:” No es bueno jugar con fuego...sobre todo si eres un espantapájaros y tiene el corazón de hierba seca”.Sin piedad, por sorpresa, una frase que desarmaba a todo el mundo, la frase definitiva. Después seguía con su sonrisita, satisfecho de a su inteligencia, seguro de su triunfo.
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Creo que la frase que más odio, la que más detesto es esa que suelta impunemente, en cualquier momento, el que se cree inteligente. Ese “¿Y quien no está loco?”. Repulsivo.
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El problema de la humanidad es que se sigue confundiendo relativismo con inteligencia, y lo pero es que contra el relativismo solo existe la fe, y eso está muy mal visto.
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Dicho:
-¿Tú qué haces?
-Yo escribo
Pensado:
-Ah, y yo como...en serio ¿tú que haces?
-Yo escribo
-Ah, y yo como...en serio ¿tú que haces?
-Yo escribo
-Ah, y yo como...en serio ¿tú que haces?
-Yo escribo
-Ah, y yo como...en serio ¿tú que haces?
-Yo escribo
-Ah, y yo como...en serio ¿tú que haces?
-Yo escribo
Etc, etc, etc
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Lo peor de escribir, en la mayoría de los casos, es que primero hace falta vivir. Pero cuando vives, maldita la gana que tienes de ponerte a escribir...
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Escribir es al pensamiento lo que las vías al tren.
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Todos los problemas de mi vida vienes de que recuerdo mi infancia como si hubiera estado loco. Me dan pena los niños.
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Hoy he leído el mejor poema en muchos años
“Aquel retrato
reflejaba
lo peor
de Dorian:
su vejez,
su maldad,
y su gusto desmesurado
por el revival setentero”

I don´t care it´s monday...

El lunes conocí aun tipo que vomitaba en cuanto un rayo de sol le daba en la cara. El martes a otro que creía tener pistola en lugar de pene, penas en vez de vida, y echaba tristeza, cuando quería echar azúcar, al café
Incluso el miércoles, por la mañana, que salí de casa cuando no tenía que salir, a esa hora en la que nunca antes había salido, a esa hora en la que tendría que haber vuelto, vi todo lo que el amanecer me había ocultado: gente llorando por las calles, gente con pelotas de golf en lugar de ojos, estatuas de sal, hogueras en mitad de la calle con gitanos cantando sortilegios, el cielo azul como el mar chocando con grandes edificios como acantilados, pájaros histéricos, locos perdidos, insultándome, persiguiéndome, guardias de tráfico señalándome con el dedo y riéndose como quien ha perdido el miedo a la muerte o se sabe inmortal. Mujeres obscenas con bocas de labios hinchados, bocas de golfa siempre a punto de soltar un mal poema, uno de esos poemas que tendrían que adornar los escaparates de las pastelerías de barrio, expuestos junto a los más asesinos de los alimentos, los más despreciativos, los más absurdos y provocativos coños de africana hambrienta.
El jueves escuché a mi vecino hablando al revés, hablando para mí, explicándome que el orden de los factores no altera el producto porque todas las palabras se mueren al contacto con el aire.
El viernes llegué a pensar que todo esto acabaría y estuve repasando mi colección de años atravesados por un alfiler que guardo en libretas como las más exóticas de las mariposas.
El sábado creo que fui otra persona y mi novia no se dio cuenta, y mis amigos no se dieron cuanta, y mi madre no se dio cuenta, y nadie me escuchó pidiendo auxilio, desesperado, desde el fondo de mi mismo, detrás de la jaula de mis ojos y mis sonrisas.
El domingo le regalé a un vagabundo “la nausea” para que la leyera y me acosté pensando en invadir Polonia al día siguiente, imaginando un estadio de fútbol lleno de mujeres desnudas, algo orgánico.

Lego mi ego

Hace ya un año que descubrí el mundo de los blogs. Antes me parecía cosa de marcianos solitarios egocéntricos .Ahora me lo sigue pareciendo. Lo que no sabía es que yo fuera un marciano solitario egocéntrico :-D

Como no tengo nada que escribir, mis capacidad posteadora, no sé por qué razón, está muy en baja forma, mientras que mi capacidad cuentista está en alza, acabo de escribir un cuento. Supongo que será cosa de tamaños y ahora mismo lo corto se me queda corto para lo que tengo que expresar, o algo así, he decidido deleitaros con una selección de trozos de mis post. Y de paso me deleito con mi genialidad, o con mi estupidez. Los que, de todo el año, por una razón u otra más me han aportado. Diréis que por qué razón hago esto si los tenéis a vuestro alcance en la sección “archivo” y yo contesto que por eso precisamente, que porque los tenéis a vuestro alcance estoy seguro, para qué no vamos a engañar, no habéis rebuscado nunca, nadie lo hace, hay demasiado libros que leer como para ponerte a leer toda la labor de un año de un don nadie.

Bueno, al grano, ahí os van unas pulgas. En este caso son

PULGAS SOBRE LITERATURA ( O algo así)
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La certeza de que todos somos bombas atómicas y de que los llamados fuegos fatuos de los cementerios no son otra cosa que pequeños hongos nucleares, y que las bombas más peligrosas son los artistas: en constante guerra fría con la vida.
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Hoy he pensado que Perec no ha muerto, únicamente se ha cortado el pelo y quitado las verrugas, y viaja noche tras noche en tren, y duerme cada día en un hotel distinto: único habitante de su nación.
Soy una gran polla, y le recomiendo a todo el mundo que también trate de serlo.
Orgulloso, tieso, erecto, cuando algo me interesa o me llama la atención, salgo de mi letargo y solo se mirar de frente y no ceso hasta llegar al fondo del asunto.
Lo que me interesa me excita de sobremanera y el rozamiento de la vida hace que derrame mi semen en una gran explosión sobre todo lo que me rodea, sobre mis papeles, sobre mis poemas.
Por supuesto nunca uso ninguna medida de seguridad y preño hojas y hojas de orgasmo en orgasmo, para después, desinflarme y entrar en una especie de coma profundo.
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Se me rebelan los objetos, anárquicos y caprichosos. Los lápices desfilan por sus cajones en perpetua manifestación por la libertad. Diminutos escuadrones de guerra lanzan sobre el enemigo mortíferas virutas de goma de borrar. Guerrillas organizadas se esconden en la selva de libros y atacan esporádicamente creando caos en el estudio, comandadas por una colilla de tabaco subversiva. Para colmo, últimamente están empezando a fabricar camisetas y posters con la cara del comandante colilla con la inscripción “prefiero morir descatalogado que vivir en orden alfabético o temático”.
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Creo que soy de los pocos que creen que la literatura es un modo de vida, el mejor modo de vida, que hay que vivirla tanto en los libros como en la vida, día a día, como se hacía an tiempos mejores en los que ser escritor era una profesión apasionante, mejor que ser estrella de rock, en los que las letras podían significar guerras o cambiar algo.
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Yo recuerdo la una noche en el Cabaret Voltaire en la que Tristán Tzara y yo decidimos salir de "expedición", en busca de coca, porque ninguno de aquellos intelectuales sabía pasarlo bien. Lo recuerdo nítidamente y nadie me dirá que es imposible.
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Siga usted comiendo naranjas y follándose a camareras mexicanas, Bandini. Siga siendo un auténtico letra herida, creo que merece la pena.
De jóvenes todo queremos ser Rimbaud, el problema surge cuando, más mayores, tomamos como modelo a Flaubert, es el fin de nuestra carrera como talentos.
Por seguir citando:
"Franny: No son poetas. Todo lo que hacen, tal vez, los que son un poco mejores, es meterse en tu cabeza y dejar algo en ella, pero sólo el que lo hagan, sólo el que sepan cómo dejar algo, no es razón para que sea un poema, ¡no, por Dios! Puede que solamente sea una especie de "excremento sintáctico" terriblemente fascinante".
Salinger(of course)
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De pequeño mi padre me contó el secreto de la poesía.
“Imagínate lo que hacen los objetos de tu cuarto cuando no los puedes ver”
O.K. mensaje pillado, pero el miedo a dormir me lo has empeorado.
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Casi 80 años después de que Ortega y Gaset escribiera “La deshumanización del arte” lo que esta obra dice sigue estando totalmente de actualidad.
“Yo soy un hombre español, es decir, un hombre sin imaginación(...) Yo soy un hombre español que ama las cosas en su pureza natural, que gusta de recibirlas tal y como son,, con claridad, sin que se confundan unas con otras, sin que yo ponga nada sobre ellas: soy un hombre que quiere, ante todo, ver y tocar las cosas y que no se place imaginándolas: soy un hombre sin imaginación”
Y llevamos así siglos, Dios nos salve.
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No se por qué pero, al menos para mi, la literatura, aun siendo silenciosa, es muy ruidosa y la música, aun siendo sonido puro, es la máxima expresión del silencio.
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Cuando escribo algo que me gusta, se que me está quedando bien, que lo he conseguido, porque en vez de teclear siento que estoy tocando el piano
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Los griegos despreciaban la palabra escrita. Esto, en el fondo, siempre me ha dado muy mal royo.
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Cuántos kilómetros habrán recorrido mis dedos tecleando? ¿A dónde quieren ir los pobres diablos? Creo que los de cada escritor quieren ir a un sitio distinto. Los dedos de García Márquez pararán de escribir el día que lleguen de los Andes a los Apeninos, son muy ambiciosos, otros, sin embargo únicamente quieren ir al estanco de la esquina y nunca pasan de escribir unos cuentos. Los míos, sin duda, quieren llegar a Tampere, una preciosa ciudad en el centro de Finlandia.
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El otro día conocí a un hombre que presumía, lleno de orgullo, de romper vasos de tubo con la poya, incluso quiso demostrárnoslo en directo. Lo perdono porque es un gran poeta
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Tengo un metro en mi escritorio...¿qué tenía que medir?(no seáis mal pensados, si ya me la se de memoria; escribo con ella).En serio, hay libros que apetece comérselos.
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“Esto eran dos artistas, Tzara y Picabia, en el Cabaret Voltaire y uno le dice al otro:
-Oye, ¿a que no eres capaz de subirte por la luz de la lámpara?
Y el otro le contesta:
-Si claro, qué listo, para que luego tú apagues la luz y yo me caiga”
O este otro ejemplo:

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Se me ha ocurrido una idea genial para un titulo: “Ayer estuve cenando con Alzeimer y me dio recuerdos para ti”.
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Empecé a escribir con 6 años, de vez en cuando, por imitar a mi padre y porque a los mayores les hacía mucha gracia. Y aquí sigo. Haciendo gracia a los mayores
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Cuando corrijo mis textos nunca sé qué hacer con esas palabras, esas frases que tengo que cortar. Si las tiro en cualquier sitio mi chica se queja de que encuentra trocitos de uñas en los cojines del salón y se le clavan en el pie cuando anda descalza por casa. Aunque yo le juro que las deposito, con sumo esmero, en la basura.

Seguiremos otro día
Salud y amor

Vivo poco

Trabajo mucho y vivo poco. Por imposible que parezca no hace falta vivir para trabajar, no hace falta vivir, la mayoría de las veces, para nada. Vivir no es un derecho, es una obligación.

Se que no he vivido en mucho tiempo porque tengo la cabeza vacía, ninguna imagen acude a mi auxilio ante el papel en blanco. Nada a lo que agarrarme.

He leído varios libros estos días (no he dormido). Probaré con eso...

Los juegos olímpicos y los campos de concentración, donde se entrenan los mejores atletas: los campeones del dolor.
Me empiezo a alamar ante la gran cantidad de escritores que me gustan que mueren en la cuarentena. Como si solo estuvieran hechos para ser jóvenes y junto con las primeras arrugas viniera el cáncer. Como si fueran esos replicantes de esa película que tanto nos gusta; destinados a brillar el doble y a consumirse el doble de rápido.
La revolución francesa también tuvo su día a día, sus siestas, sus comilonas, su hambre, sus sacarse bolitas de entre los dedos, ninguna decapitación tuvo nada de heroico, ningún revolucionario sabía realmente lo que hacía.

fumo tabaco de liar (dos onzas al día)
trabajo los fines de semana de disk jokey en un bar para poder comer
bebo mucha agua
no escribo nunca

juego cósmico

HE ESCRITO UN POEMA MALDITO LLENO DE BOSTEZOS y naranjas podridas
Poema orgulloso que se muere de hambre con tal
de no buscar trabajo
QUE ME CONDENA A ALGO EN LO QUE NO CREO
y ha engrasado la mecánica oxidada de los días que me quedan
que resulta que que demuestra que que enseña que
la adolescencia fue una mala excusa
o, al menos, una excusa demasiado común
un punto común
de sueños perdidos antes de ser tan viejo como para olvidarlos

POR FIN LLEGA EL JUEGO CÓSMICO
Y ESAS COSAS...

Música e idiomas, museo de los horrores

"No soy el hombre maravilla ni una pata de tu silla", "No soy un romántico hortera ni un imán en tu nevera"
Frase extraída de “Los Jóvenes mueren antes de tiempo”, último disco de DELUXE

“Yo no soy un superman, soy un chico muy normal, que te quiere enamorar”
Frase extraída de un disco de David Bustamante

“No hay mar chaen nueva yor y los jamones son de yor”
Mecano, quién si no...

"Ven, afuera esta pasando un avión.Nosotros no pudimos subir.Me siento laik a rolin estón"
Quique González. "Pájaros mojados"

Esta poesía urbana...estos letristas españoles...

Vale, que una letra de canción es una poesía mala, que no está hecha para ser leída sin música. Pero un mínimo de seriedad, por favor. SI no es una poesía, que tampoco pretenda serla, humildad, amigos, humildad y buen gusto, ni se pase al extremo de la más absoluta vulgaridad...

La revolución de la música cantada en castellano está llegando. Todo el mundo se apunta al carro de “lo sincero”. Grupos que cantaban en inglés, ahora se pasan a cantar en castellano, sin pararse a pensar si están preparados para eso. Sin pararse a pensar que una canción que antes, cuando la escribían en inglés, les llevaba componerla 3 días, ahora, con el cambio de idioma, les llevará 1 mes como mínimo, porque, no lo olvidemos, el castellano, exige muchísimo más que el ingles para ser adaptado a una melodía. No es una lengua tan flexible, es una lengua dura, llena de acentos, de aires árabes, vascos, africanos, una lengua muy difícil, casi imposible de deformar.

Muchos grupos se defienden diciendo que lo que pasa es que en ingles lo aceptamos todo, porque estamos acostumbrados a oír cantar en este idioma. Esto, sinceramente me parece una estupidez; cada idioma tiene sus exigencias, sus modos, su carácter. Música flamenca en inglés sonaría ridícula, el flamenco le va como un guante a la sonoridad del castellano, es duro, cortante, hace sangrar, por lo que si un ingles quisiera cantar flamenco le exigiríamos mucho, muchísimo, una búsqueda agotadora de las palabras que pudieran servir para sus propósitos. De igual manera, el pop y el rock, no lo olvidemos, lo han inventado los angloparlantes, es “su” música, por lo que yo creo que tenemos que exigirnos algo más que unas rimas estúpidas y unas letras encajadas con calzador, apretadas, ahogadas, forzadas.

No quiero decir que no podamos hacer buena música pop o rock en castellano, lo que digo es que, las cosas, si se hace, se hacen bien... y si no puedes no lo hagas. Y basta de tonterías

Salud y buen gusto

Leoncio

Leoncio

lo
leon
Leon
Leoncio
Nombre idiota
Payasos, gran circo, dolor, mordiscos, el público con las bocas abiertas, a grandes carcajadas, como las bocas donde el domador metía su cabeza para demostrar su valor.
Odio a mis padres por ponérmelo
Mi padre era payaso y quería que yo lo fuera, por eso me puso el nombre de Leoncio, el nombre perfecto para forjar mi personalidad ya desde bien pequeño. De los primero recuerdos que tengo es el de mi padre haciendo el idiota, cayéndose, tirándose tartas, tropezando y, creerme, esto no te da mucha seguridad, no te crías como un niño seguro de que su papá siempre estará ahí para protegerlo, seguro de si mismo. Joder, cuando tenía que hablar con los profesores hacía una payasada para que se rieran, si me tenía que proteger lo hacía con risas.Me dejaba en ridiculo en mis cumpleaños, por muy bien que se lo pasaran mis amigos Terrible.
Y algo de un manifiesto, bebiendo licor de mandrágora, en los pirineos, bajo la luna.
Astronauta.
Mi padre era payaso pero yo soy, o seré, para eso estudio aquí en USA, astronauta. Para ir a esa luna a la que lloraba Perrault., o algo así, el maestro de mi padre, el único payaso bueno.
O quiero ser escritor, de esquelas, de anuncios por palabras, quemar los museos, hacer manifiestos, no sé, cosas, costras, colmas, porno stars, postras, postrado.
Con mi padre postrado en la cama, en su lecho de muerte. Pero no pienso ir a verlo. No quiero ver la que seguro será su última payasada antes de morir. No quiero despedirlo con una risa.
Pastel, mantel, cartel, plantel...
Y eso que mi padre es un buen hombre, mejor de lo que yo llegaré a ser, pero para eso sirven los buenos hombres: para que los malos se rían de ellos. Recuerdo que todos los domingos me traía un gran pastel que tenía la delicadeza de no tirárselo a nadie en la cara y dejármelo comer todo yo solito. Comerlo junto a él, sin maquillaje, como me gustaba verlo, no como salía en el cartel del circo, con esa risa de muerto, con ese rictus de estúpida felicidad.
lso dlsk dkso ñaps mdmdl asterdia neditofareto calcorineo...
Y el cabrón se puso malo un día y no le importó, siguió haciendo reír a esos estúpidos que no sabían que el payaso estaba se muriendo. Un día llegó el medico y le recetó “asterdia neditofareto calcorineo”y se lo tomó durante años para no morirse, pero siguió tropezando, siguió siendo feliz cuando se reían de él.
No, miento, estoy mintiendo. Soy escritor, eso es. Soy unos de esos pobres diablos que malgastan su vida tejiendo telas en las que nuca caerá ninguna mosca.
París
París
No vivo en parís, entonces qué. Tzara, Me cae fatal Hemingway, creo que era un niño pijo, creo, bueno no sé.
No, miento, no soy escritor, lo intenté unos años. Hace muchos años que no escribo nada, pero vivo de la literatura. ¿Como? Pues porque mi abuelo, siendo niño, encontró en una estación montones de cuentos dentro de una maleta hace ya 80 años y los guardó hasta el día de su muerte y yo los encontré y resulta que son los que la novia de Hemingway perdió cuando este era joven y vivía en fiestas infinitas, fiestas que solo podía tener en Europa en aquellos años pijazos americanos que iban de pobres y estaban forrados. Y yo cogí esos cuentos manuscritos, nunca publicados, y los publiqué como si fuera míos. Sucesor de Hemingway, me llama la crítica. Jajajajaj, soy precursor de Hemingway, más bien.
Así funciona mi mente, así escribo, así de imperfecta es, este es mi monólogo interior las veinticuatro horas del día. El resto, lo difícil, es desechar, pulir, poner en orden, representar mi imaginación lentamente en el papel, como si en vez de escribir a ordenador lo estuviera grabando sobre una placa de mármol blanco.
No tenía ninguna gana de ocultar lo que tengo que ocultar.

Salud y perdón.

Muchas bellezas

Es maravilloso que ya nadie se acuerde de uno de tus autores más queridos y admirados y esté prácticamente descatalogado. En mi caso, este autor admirado y del que nadie ya casi se acuerda, es Curzio Malaparte y digo que es maravilloso porque el encontrar sus libros se convierte en algo extraordinario, además, normalmente cuando encuentras un libro suyo, como me pasó a mi hoy por la tarde en la Cuesta de Moyano, cuestan 1 o 2 euros y son primeras ediciones. Me he comprado “picotazos”, una selección de bellísimos artículos de viaje , y “la piel”, que es, junto con “Kaput”, su obra más conocida, podéis comprarla sin demasiada dificultad en cualquier librería, de la que ya tengo 4 ediciones distintas. Espero que nunca se vuelva a poner de moda, espero que el circulo de lectores no reedite toda su obra, soy así de egoísta.

Transcribo el último párrafo de “Picotazos”:

“Para la Santa Pascua del año 1955, yo deseo que todos aquellos que querrían mandarnos al infierno, suban lo más pronto posible al Paraiso”

Si mal no recuerdo Curzio murió de cáncer al año de escribir esto. Me pregunto si subió al cielo, el Paraíso es para los idiotas, o se quedó en el Infierno donde él siempre supo encontrar hasta el ultimo átomo de belleza.

De la que volvía a casa, feliz con mis libros bajo el brazo, en Atocha, me encontré con una anciana vestida de negro, sentada en una silla, en una esquina, con un cartel que decía”ayudenme, soy vieja, soy viuda y mi perro se ha comido todo lo que tengo”. Su cara, su cara, sufría, encogida, pequeña. Y no sabía ni escribir y algún hijo de puta le había tomado el pelo y algún hijo de puta le había escrito el cartel que ella nunca entendería y algún hijo de puta, quizás un artista loco, quizás su perro, había escrito en el triste cartón el más duro de los poemas.
No tenía mucho dinero, pero se lo di todo. Ella me sonrió con arrugas de oro y boca de caldo de poyo en noches de otoño. Yo la sonreí desde este lado de la vida. Mientras me alejaba no pude evitar llorar, y ahora me arrepiento de no haberla abrazado bastante en vida

La muerte es la garantía de calidad de una vida de buena cepa, la denominación de origen que miran los dioses cuando beben nuestra sangre en sus cenas bárbaras del Olimpo.

El dolor florece en primavera y los escritores contemplan maravillados las flores exóticas que han metido a secar entre las hojas un libro.

El cielo de Madrid tiene aspecto de piscina pública y huele a cloro

Feliz día del Padre, querido maestro, querido sordo, querido sabio. Tú me enseñaste que somos dioses para las hormigas, que los coches son máquinas del tiempo, que la Tierra es plana, que las montañas son titanes dormidos, que se puede leer más de un libro a la vez, que he de aceptar mi soledad como un regalo, que la universidad es el cementerio de la cultura, que el comunismo ha muerto, que tarde o temprano leeré ensayos y filosofía, que estamos aprendiendo hasta el ultimo segundo de nuestra vida, que partimos de la nada y vamos a la nada, pero que hay que disfrutar como un Jasón emborrachándose con sus argonautas, como un Ulises que ya no quiere a quien le espera en casa y la llama Muerte. Estoy orgulloso de ser tu mejor novela. Te quiero Papá.

Amigos

Hoy por la mañana. El frío me dijo cosas feas y los edificios amenazaban con contrastes y arquitecturas la estructura irracional de mi cerebro. Los locos conversaban con sus alucinaciones recién despertadas, en voz baja, como masticando los papeles donde la noche anterior habían anotado planes de futuro y preciosas poesías. Recordé a mi amigo, que sufre tanto estos días y recé al milagro del agua de la fuente publica congelada por su alma. Lo vi solo, de lejos, cruzar infinitos pasos de peatones sin llegar nunca a la otra acera. Lo vi encerrado en una habitación blanca intentando escapar de la traiciones, agarrándose las manos inquietas que querían arrancarle los ojos, arrancarle los pelos de su melena, lentamente, como el enamorado que arranca pétalos a una flor, para saber si está tan solo en este mundo como teme, para distraer su dolor con otro más sutil y programado. El amigo que llora. Mi amigo que llora de un modo que resulta impúdico y obsceno. Yo, que miro a otro lado para que no me contagie la sarna de tristeza que le cubre todo el cuerpo. Ellos, que parecen indiferentes. Todos nosotros, que queremos que deje de sufrir para que no moleste, que si pudiéramos pagaríamos todo el oro del mundo, daríamos nuestra vida, por no ver a un león moribundo ni palomas aplastadas en la carretera, que demuestran que hasta los ángeles tienen tripas, que los amigos nos necesitan.
Amigos los hombres con nombres impronunciables, los escritores que alargaron su sombra de cipreses solitarios, amigos los que lloran y refrescan mi cuerpo acalorado, los que gritan sin tener razón, aun siendo ellos los culpables, amigos que mueren de vez en cuando solo por jodernos y amargarnos, egoístas que se dejan vencer porque odian vernos sonreír, amigos que se fusilan entre ellos, que comienzan guerras fraticidas por pasar el rato, porque se ha acabado el alcohol del que bebían cogidos de la mano.
Hoy por la mañana todo ha empezado y tiene pinta de continuar como llevaba tiempo siendo sin que lo sospecháramos. Pulgas, cigarros, sonrisas, palabras vertidas en sacos rotos, amigos, abrazos, abragos, abrigos, mendigos, palabros, capados, amados, heridos, perdidos, comidos, bebidos, escondidos, idiotas, idiotas, siempre, siempre queridos. Amigos...

última tontería

Tengo 5 minutos para escribir esto, ni uno más ni uno menos, 5 minutos para intentar salvar esa alma en la que no creo.
Me agarro desesperado a una palabra al azar, elijo “festivo”, porque sí, porque no hay otra en la sección de objetos perdidos.
Los días festivos en los que nací, los reyes magos venían camino de mi casa a traerme las ofrendas pero no pudieron cruzar con sus camellos la frontera y se pudren ahora en Guantánamo por terroristas de la alegría. Festivos los cumpleaños en los que celebramos el estar un poco más muertos, tener menos probabilidades, estar más cerca de las estadísticas. Festivos los días de la caída del imperio romano, de todos los imperios, de este imperio de letras que poco a poco pierde todas las colonias que consiguió con mucho esfuerzo y sangre.
Pero no, esto no funciona y mi abogado defensor me insta a que me de prisa. Quizás no sean palabras lo que necesitemos, quizás no sean las palabras nuestro canto del cisne, quizás Rimbaud dijo antes de morir “me cago en la puta, qué dolor”, quizás todas las bibliotecas estén llenas de mentiras, de saliva malgastada, de cáscaras vacías en las que ya no habita ningún caracol egoísta.
El jurado me mira sonriendo, como mira Dios a un niño que se ha arrancado un ojo jugando con un palo.
Mierda, he perdido. Qué tontería

Qué cosas

Principio:

El día había no había sido bueno, pero tampoco había sido malo, nada especial le había pasado, un día digno de olvidar. Llegó a casa, dio de comer a su gato y se acostó pronto, sorprendentemente se durmió a los pocos minutos. Despertó de madrugada. Primero abrió los ojos en la oscuridad y estuvo escuchando un rato el zumbido de sus oídos. Ya no tenía sueño. Después alargó la mano y accionó el interruptor de la lámpara de su mesita de noche. Le desconcertó la luz. Su gato seguía durmiendo, un borracho cantaba en la calle. No pensó en nada. Finalmente se incorporó y se quedó sentado al borde de la cama. Su almohada se desdobló lentamente. La miró; le recordó a un cadáver. Lloró. Y todo empezó esa noche.

Final:

La noche no había sido buena, pero tampoco había sido mala, nada especial le había pasado. Al salir del último bar, en el que se había quedado solo, observó la belleza de los colores muertos del amanecer, algunas palomas madrugadoras alzaron el vuelo a su paso. Estaba empezando a lloviznar pero no aceleró el paso. Cuando llegó a casa cerró todas las contraventanas, se tomó un lexatín. Cerró los ojos, pensó en la vida que se va, en la muerte.Después se durmió y no soñó con nada.

Asi que:

Creo que me voy a tirar un mínimo de un año para averiguar lo que pasó entre estos dos parrafos que un Dios obsesivo me dictó anoche antes de dormir.Desearme suerte

Sexo

A ver, ya es hora de te afronte, de que te mire a la cara y hable contigo de una vez por todas. Ya no soy un niño, ya no soy un adolescente, ya he dejado de ser cualquier cosa. He intentado escapar de este momento inevitable durante toda mi vida, sobre todo desde la primera vez que te vi, cuando te llevaste a mi amigo, cuando tenía 16 años. Me he refugiado en fiestas infinitas que empezaban al amanecer y acababan en el coma profundo, en millones de conversaciones con rostros que he olvidado y que fueron uno solo. Me he dopado con todo lo que se puede uno dopar, LSD, coca, alcohol, literatura, poesía, arte, para no aprender tu inevitable lenguaje, para no entender lo que me decías al oído.
Te tienes que acordar de los espejos por la mañana, llenos a rebosar de luz y realidad. De esos patios de luces a los que me asomaba después de una noche en vela y decía cosas como “están ahí los vecinos espiándome, están ahí ellos, en silencio, mirándome desde el fondo oscuro de sus casas” para alimentarte. De esas mujeres a las que amé, tantas, tantas, con un amor finito y carnal como un orgasmo.
En fin, aquí me tienes. No puedo seguir escapando, ya he aprendido tu lenguaje y a manejar las palabras de consuelo con destreza de ilusionista en todos los tanatorios a los que he ido. Esas palabras que hay que arrastrar con dinámica de babosa, suavemente, sin levantar la voz, provocando, a lo sumo, un aire como el que convierte en metáforas facilonas las hojas muertas de los árboles en otoño, junto al paseo del río al que nunca te tenías que haber acercado con las defensas tan bajas. Ya he escrito esos poemas griposos en las tardes de invierno, esos símbolos que estornudan bajo la lluvia, esos versos como goteras en el techo de la casa vieja.
Yo te escucho, dime lo que tengas que decirme. Pero no te calles, pues presiento ahora que hablas cuando no se te quiere oír y te callas cuando se te increpa a explicarte, con terquedad de niña caprichosa, con terquedad de virgen santísima de cera. Cuéntame cuatro verdades que me aniquilen y lobotomicen la poca poesía que queda en mi cerebro.
Acerca tu boca a la mía, que quiero sentir tu aliento, quiero ver tus dientes blancos como la luna, que es tu casa. Mete tu lengua en mi boca, mi pene duro en la tuya y chupa toda la vida que tengo en él atrapada, que si he de morir quiero que sea follando, haciéndote gemir a ti por una vez, que seas tú la que grites. Que derrames todas las lágrimas que has comido, todo lo que conservas congelado, todas las pestes, los holocaustos, callejones húmedos llenos de cartones, basura y temores.

Mi poeta

Sostiene la vida que no somos importantes
y nosotros contestamos
lo sabemos

Sostiene mi vida que te quiero
que limpiaré tus versos como se limpia el mármol de una tumba
todos los días
cuando hayas muerto

La tumba del poeta caído
que contaba perversiones a los cadáveres de gaviotas en la playa
o a cualquier idiota que lo quisiera escuchar
Al que cubrió la deshonra cuando descubrieron
que eran mejores los anteriores
Al que saludo por las mañanas
y encuentro en el fondo de mis cajones olvidados
el que fantasea con mi sucia primera vez
y compite en todos los juegos paraolímpicos que puede
Al que amo sobre todas las cosas
el que plagia
el que duele
el que me insulta como un viejo loco
y grita guapa a las niñas de seis años

EL QUE AHUYA

Congelado
como Parménides perdido en la Antártida
el viejo cazador que aprendió a mentir
y al que niegan el saludo los árboles que ama

El poeta que habla de la muerte constantemente
y dice mirarla a los ojos
y presentirla haciendo autostop en la autotispa
pero si niega a leer la lista de ventas
y tiene miedo a volar en avión.

Qué de qué

Hay escritores que tocan el piano borrachos en una orquesta de mancos.
Que no se cumplan los sueños de nadie, para que nunca.
Entonces
Tengo
un robot de otro planeta que escribe por mí
un sexto sentido para fijarme en quien sufre
para que se me peguen los desesperados con sus problemas como sarna que rascan día y noche, entre desvelos y suspiros, pensando las mujeres que no han tenido, por ser tan feos, por estar tan tristes, por no regarles rosas de los chinos, por haberse quedados solos al morir sus padres. Por pensar con la poya
7 dedos que me sobran
7 dolores metafísicos que ningún psicoanalista querría para su colección de mariposas
7 anginas de pecho
imágenes para llenar un álbum de fotos infinito, para llenar con verdades todas las mentiras que dicen los periódicos, para llenar de lágrimas los secos ojos de la madre tierra. Para no poder mirarme en el espejo por miedo a convertirme en piedra.
Pero
me las arreglo para no odiar a los niños que celebran sus cumpleaños junto al lobo al que tienen tanto miedo, para no mirar todas las noches si hay un monstruos dentro de mi armario, no cerrar el gas de la cocina, no comprarme un extintor, para colgar algún cuadro en la pared, para ir al cine de vez en cuando, para amar y ser amado.
Entonces qué
los ángeles sois vosotros, tendréis hijos, seréis felices educándolos, les enseñareis a cortase las uñas de los pies hasta que haga daño, a seguir buscando lo que vosotros no habéis encontrado, os haréis un collar con sus diente de leche y exhibiréis sus cabezas reducidas delante de otras tribus para darles miedo.
Y me queda
mi colección de relojes robados, paredes que tienen a unirse en el infinito, mirar escaparates con libros caros, mirar escaparates de pastelerías, mirar escaparates en las sonrisas de los locos que son felices, escaparates rotos por una revolución en la que no me he involucrado, de la que he renegado, aunque prometía la paz mundial, aunque yo iba a ser el emperador autoritario.

Pero siempre

UFFFFF!!!!

Un poco de ligereza, después de tanta muerte, no viene mal; unos soldados gastando bromas sobre el tamaño de sus penes después de haber arrasado una ciudad y esas cosas
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Tenía un plan y lo llevó a cabo, se leyó todos los cuentos ganadores del concurso para copiarles el estilo y saber de qué palo iba el certamen. No pudo acabar de leerlos, después dejó de escribir para siempre.
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Hay personas con un gran sentido del humor pero carentes de gracia a la hora de hacer ellos las bromas, esto también es aplicable a los artistas. Hay que aprender a distinguir.
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Creo que “Sexo en N.Y.” es la serie más ofensiva para el género humano que he visto en mi vida
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Hay que inventar de una vez por todas una gramática de la imaginación
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Todos los años voy a ARCO, todos los años juro que nunca más, que qué asco. Pero no hay manera, debo ser masoca.
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El día que pusieron una videocámara casera en manos de un estudiante de bellas artes nadie se podía suponer el terrible mal que se avecinaba: el videoarte es una plaga de la que nunca podremos deshacernos.
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De acuerdo, lo confieso; me saca de quicio que todo el mundo diga gustarle “el grito” de Munch, no soporto no ser único.
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Y, al fin y al cabo, el programa de Buenafuente no está tan mal. Y al fin y al cabo somos todos humanos
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¡¡¡Me cago en la S.G.A.E.!!!¡¡¡¡Mi gato está en celo y no hay quien lo aguante!!¡¡Como diría mi admirado Ra-Vino Jazón perdonen las exclamaciones pero tengo una crisis admirativa!!!!

Mi guerra

Esta semana, esta semana, esta semana. Hoy, hoy, hoy. Conceptos que no encajo, extraño cumpleaños en el que me ha dado por pensar pocas cosas y las que he pensado no fueron buenas. Carnaval, la primera vez que, con seis años canté “yellow submarine”, asociaciones traídas por los pelos, como un cromañon enamorado en la noche de bodas, mi mente prehistórica de entonces y de ahora, todo se ha parado esta semana, que ha tenido un día, que es hoy.
Y ni siquiera estoy triste, eso sería un paraíso comparado con esta placenta, en el vientre de una madre sucia, bocazas y borracha, donde estoy esta semana.
Quizás salga esta noche a buscar la muerte, legionario carnavalesco sin disfraz, y decirle cuatro cosas hasta caer borracho y que me viole y me arrastre a metáforas más pulidas.
Contar una sola verdad colmará mis necesidades, mis sueños, y podré dormir en paz.
Contar algo que no sea falso antes de que mi generación invente sus mitos literarios, antes de que escribamos miles de páginas sobre David el Gnomo, sobre los Mundos de Yuppie, sobre la televisión, sobre lo mucho que nos aburrimos y lo poco postmodernos que somos, antes de que inventemos símbolos e ideales que nos lleven a una nueva guerra de la que no saldremos.
No sirven los hombres para tiempo de paz, porque no están hechos para pensar, eso fue un error; una asociación gratuita que desencadenó un proceso de palabras encadenadas, una reacción atómica de bibliotecas, que nos encerró dentro de nosotros mismos y puso una dimensión de decorado a todo lo que nos rodeaba.
No inventéis palabras, muerte a los neologismos, y gruñir, llorar o gritar por las cosas más insignificantes, quitaros las pesadas responsabilidades que ningún dios malvado nos ha impuesto, nadie os manda querer ni escribir poemas pintar cuadros tener opiniones poner comas espiar a nuestro vecino fingir que sentís pena por los que niños sufren, por los perros abandonados. Nadie, repito, me ha ordenado ser tan jodidamente humano, pensar que la semana acaba y sufrir porque no creado vida, plantado un árbol o escrito algo que me haga digno del cielo cristiano.
Pensad que Adan y Eva follaban a cuatro patas y que Dios los echó del Paraíso cuando inventaron el sexo oral. La serpiente no era el diablo, era el dueño de la librería de la esquina, era el editor Herralde, era un bibliotecario argentino ciego que escribía sobre puñales, tigres y sobre la Rosa de Paracelso. Sobre el eterno retorno.

Palabra de Caronte

Intentando hacer un poema dadaísta, pero no, porque no tengo nada de dadaísta y pienso más de lo común en el amor, y me dan miedo los sudamericanos desesperados, y jamás podría escribir un buen chiste, ni resumir una novela en cinco líneas sin sentir que estoy violando a alguien. Cuando estoy solo de madrugada en salón, lo veo agazapado, enfadado en las esquinas, y de vez en cuando me susurra “tú no estas vivo”, “tú no estas vivo”.No sé reírme de nada, no sé ni esbozar una sonrisa que no sea falsa y escribo poesía porque me parece más rápida, comida basura para niños gordos, obesos de tristeza, satisfechos del sabor dulce de sus lágrimas.
Puedo ver una tienda de campaña en las desérticas montañas, un vigilante sentado en una roca, el fusil a su lado, fumando un cigarrillo de liar y pensando en Dios y en que quizás mañana no esté vivo para fumarse otro, y sentir el frío, la brisa cortante en sus mejillas, sus parpados cansados. Y dentro de la tienda Bin Laden durmiendo en un jubón en el suelo, su respiración tranquila, una baba cayéndole por la barba, nada en él me hace sospechar que sea el diablo. No sueña con los muertos. Alguien está muriendo ahora mismo y ninguna frase memorable sale de sus labios, nadie dice el horror. El olor de la muerte, el olor de los velatorios, como a azúcar requemado, como ropa vieja en un armario, y sin embargo se querían. Alguien morirá en un accidente de coche y conduce confiado, escuchando la Cope, mira el paisaje de Castilla a su alrededor, y ve las estrellas en el horizonte y se caga en ellas por hacerle sentirse tan insignificante y ve la luna allá arriba, nido de golondrinas, y siente ganas de comérsela untada en pan y ve los arcenes con hierbas congeladas, abre un poco las ventanillas para que entre el viento que huele a romero y a estiércol, y en dos kilometros se saldrá de la carretera y se irá a reunir con la víctimas famosas, las de otras guerras, las de las torres gemelas, las de muertes trapecistas televisadas en rigurosos directo desde el gran circo, no habrá ejércitos furiosos por su muerte.. Enciende un cigarrillo cuando el soldado lo apaga cuando un anciano dice a su nieta que la quiere, cuando el mundo explota en mil pedazos y yo estoy aquí escribiendo profecías, intentando no morir nunca, vivir en mis ultimas palabras.
Demasiada muerte para esta noche de resaca, para mi solo, y sin embargo pienso en una vejiga pinchada, en cuando mi amigo Pedro me tiro una piedra en la cabeza y salieron chorros de sangre, en aquel niño que se tiró al mar desde al acantilado, sin darse cuenta de la afilada roca que había debajo del agua, y se sumergió como se sumergen los atletas en la oscuridad, creo que era alemán, acaso sea de los pocos que lo recuerdan, en aquellas bragas rojas que había en el portal de mi casa. Cuestión de fe, cuestión de fe creer que late mi corazón, creer que tengo tripas, tanta fe como en el alma, creer en lo que nunca has visto con tus ojos, porque os cadáveres nunca tienen órganos, no tienen anatomía, son como peluches rotos rellenos de carne y sangre en vez de espuma, peluches del hijo del carnicero que se ha vuelto loco.
Caronte podría ser el mejor novelista si el muy hijo de puta supiera escribir
Caronte tiene que ser un tío muy rico, el hombre con más pasta del universo
Caronte es Bill Gates
Caronte es el dueño de Coca Cola, Nike y Macdonalds
Caronte se enriquece con nuestra muerte, Caronte
Caronte es un avaro enorme
Caronte se preocupa más por un perro de mierda que por nosotros
Caronte tiene infinitas plantaciones de algodón en las que trabajan niños de sol a sol, esos niños negros de grandes cabezas y grandes tripas llenas de aire y dolor
Caronte soy yo.
Todo menos la música, que no me la toquen, las malas personas no pueden sentir la música, Nietzche la despreciaba y yo lo desprecio a él por dejarnos abandonados cuando aun éramos bebés, la música toma la palabra cuando se la deja, cuando no la obligamos a tartamudear. Música cuando me sumergí en aquel río cristalino y vi un salmón que me dio miedo, cuando deseé dejarme arrastrar hasta desbocar en el mar, música cuando le dije a esa chica que no, música el día de mi funeral, por favor.
Corren mis dedos enloquecidos, muertos de miedo, perseguidos por policías en unas calles de Chile, lloran mis dedos, son fusilados mis dedos por decirle a un dictador bananero que tenía mal gusto para las corbatas, son mis dedos guillotinados por el populacho, linchados por descerebrados vestidos de procesión de semana santa, mis dedos escarban la tierra en busca de raíces que comer en una llanura de Alaska, mi tío tenía cuatro dedos en cada mano porque habían cortado los pulgares en la cárcel cuando estuvo preso por Franco y a mi siempre me recordó a un dibujo animado.
Grandes fábricas han destruido el pequeño pueblo donde nací, los titanes han despertado y todas las montañas se levantan, se ríen de los nombre que les hemos puesto, aprovechan que ahora ya no hay dioses para conquistar el Mundo de una vez por todas, el comandante Aneto, el más grande de los ejércitos peninsulares, espera ordenes del frente Himalaya y se entretiene quemando humanos con un mechero, los topógrafos se frotan las manos y los meteorólogos se vuelven locos, es el fin de nuestra especie y las cadenas de televisión lo retransmiten 24 horas, los partidos políticos discuten sobre quién ha de morir antes, Bush construye un supercohete a marchas forzadas para irse a Marte, los blancos asesinan a los negros, los negros a los moros, los moros a los blancos, los chinos fabrican juguetes para una navidad que ya nunca llegará. Los escritores esperan sobrevivir para poder contarlo, para escribir tormentas de acero y viajes al final de la noche, yo, un humano, siempre a sus órdenes.
Joder, resulta duro saber que no todo el que muere no quiere morir, que no todo el que se suicida quiere hacerlo, que no están locos los funambulistas, que hay un cadáver congelado en una gruta del K2, que a veces nacen niños y no tienen culpa ni pecados, que las estadísticas mienten y de cada 100 personas que mueren en accidente de tráfico 30 se han suicidado, han torcido el volante y se han ido por la carretera secundaria, camino del viejo cementerio, camino de estas páginas.

Un día cualquiera

Habíamos montado en nuestras motos y recorríamos enloquecidos la pampa argentina. Nos detuvimos en un templo, quizás romano, a arañarnos la cara contemplando las estrellas, contándonos poemas y chistes guarros, o poemas guarros.
Casi no dormimos esa noche y, cuando despertamos, los que no estábamos fosilizados, fuimos fusilados por helicópteros rojos que nos seguían desde hacía días.
Había estado todo el día hablando en inglés con desconocidos, recitando a T.S. Elliott, como si vomitara, en las esquinas. En fin, esas cosas que hacemos los que no aceptamos haber fracasado. Anoté los nombres de las calles, dolores, tedio y unos chicos fuertes que remaban en el Támesis: 100% zumo de Oxford.
En el parque los brazos velludos de los obreros excavaban la tierra y palomas borrachas me pedían que las matara.
De madrugada busqué pornografía en la televisión, en los canales locales de semen y superstición, de orinal y camisón, y la poca que encontré, setas en un en un tronco podrido, me dio asco. Mi poya se quedó dormida entre mis manos, como el cadáver de un niño prematuro, de un bebé malformado, retrasado.
Las baldosas del suelo eran de turrón duro,
los canguros habían matado a sus hijos
y cargaban en sus bolsas botellas de orujo.

Sauce perdido.

Tengo cara de pez ahogándose. Mis pulmones son dos grandes truchas en un río contaminado. Me inunda la certeza de que nada puede ser perfecto, nada puede ser puro, nada merece mi confianza. Malaparte ladraba por las noches a la luna llena y yo muerdo todo lo que encuentro. Estoy lleno de mi, de me, conmigo, pero sin ti. ¿Cómo puede uno cansarse de si mismo si nunca ha sido otro? ¿Por qué este echar de menos algo que no conozco? Tengo rastros del paraíso en mis uñas, de agarrarme al suelo cuando los ángeles me arrastraban. En determinados momentos siento la rueda kármica, escucho a lo lejos sus goznes girando a ritmo demencial, y me digo que esta vida no me satisface, que este cuerpo me queda estrecho, que hubiera preferido ser lechuga, árbol resinoso, gato en su metro cuadrado, cazador hambriento acechando al antílope, esquimal durmiendo con seis mujeres. Me ahoga la razón con sus hilos infinitos de los que intento despegarme antes de que venga la araña filosófica a chuparme la sangre.
Pero al final todo pasa por dentro arrastrando sustratos y dejando nuevas piedras, matando mi querida fauna, el ciclo de la vida sigue su curso sin prestarme atención sin ver al sauce llorón de pelo lacio empapado de lágrimas y tristezas que espera en la orilla a que llegue la primavera de la que también se quejará.

Noche que no duermo

Recuerdo que de pequeño metí la cabeza entre las rejas de la cuna y me quedé atrapado.
Recuerdo una bola negra, enorme, de plástico, a la que llamé saturno, en la despensa y de la que solo yo me acuerdo.
Una mujer ciega pedía a gritos un milagro y yo le guiñé un ojo
Una serpiente aplastada en medio de la carretera con una chapa de cocacola como hebilla
Recuerdo el miedo de ir a la cama, el miedo en la cama, el miedo al miedo, el miedo a que alguien estuviera metido en el armario, rascando el colchón debajo de mi cama.
Una libreta con poemas malditos de espinillas y billares
Una montaña de clinex sucios
Una mancha de humedad con forma de Jesucristo en la pared
Miradas lascivas e inquietas, como pulgas llenas de sangre, en las duchas del instituto
Recuerdo que mi vecino se ahorcó de un árbol una noche y yo escuché gritar de dolor a su esposa y a los perros ladrando al espíritu desorientado y mi miedo otra vez y el viento susurrando sortilegios y maleficios y yo diciendo que nunca y los árboles llorando resina y el prado crujiendo, ensalivando la tierra ante el festín que se acercaba, y Dios estaba ausente, escondido en el confesionario de la vieja iglesia de cera y adulterios.
Muchos botones en la caja de costura
Supernovas y piel de gallina llamando a pellotito, a Don Juan y a las tetas que empezaban a crecer en el huerto de la cómoda.
Hablar y reír con Jasón y sus argonautas en un parque mientras fumábamos nuestros primeros cigarrillos y pensábamos que nunca llegaría la vida. Que Poseidón nos quería.