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MUCHO DADÁ

VIII

VIII

Un caballo de cuerpo pequeño y gran cabeza. Pero la cabeza no es una cabeza normal; es una calavera de caballo. Corriendo desesperado. Encima suyo, cabalgándolo, una rana gigantesca con rabo de demonio y uñas afiladas. Por supuesto es un dibujo, no sé si hecho por mi abuelo, a plumilla, en blanco y negro. Es, junto con la primera, una de las postales que más me inquieta. Supongo que mi abuelo estaba pasando una época emocionalmente turbulenta.
El mensaje que hay escrito en la postal da alguna pista más. Es quizás el más largo de todos los que escribió a lo largo de 50 años. “¿Dónde se han ido esos verdes valles que no recuerdo? ¿Dónde las ganas de comer? ¿Los árboles a los que subir? ¿Tu pequeño corazón latiendo dentro de un castaño? La lluvia, amor mío, ya no me moja, llevo demasiado tiempo cubierto de aceite y el agua resbala por mi piel.”.
Desde que mi abuelo desapareció hasta esta postal pasaron dos años. Un año sin noticias y dos postales en cinco meses. Un silencio prolongado que confirmaba su muerte y dos mensajes que los vuelven a la vida. No me cuesta mucho verle el sentido ha esta postal, entender cómo se sentía mi abuelo. Sin duda estaba dudando, sin duda tenía miedo, sin duda echaba de menos a su esposa, su tierra, el no estar solo, a veces pensaba que había cometido un error, comprendía que cabalgaba, a lomos de un caballo desbocado, un caballo llamado muerte, hacia la locura.
Esos verdes valles se alejaban de él. Le faltaba el apetito. Recordaba, siendo pequeño, las horas infinitas jugando en los árboles, esa atracción de la escalada que estos ejercen en los niños. No me cuesta imaginarme que cuando mis abuelos se conocieron se besaron, furtivamente, detrás de los grandes castaños, de vuelta de la romería, de noche, por los caminos a oscuras. Ese primer beso. El latido acelerado del corazón de mi abuela. El olor a hierba fresca mojada por el orballo persistente. La lluvia que no sentían ya cerca del pueblo, monte abajo, cogidos de la mano, pero que los mojaba.
Esa lluvia, esas sensaciones, esos olores, amores, que ya nunca más empaparían a mi abuelo, por haber estado tanto tiempo remojándose en literatura, sueños, pintura, buscando la belleza. Y privándose por ello, para siempre, de la única belleza que había conocido. Y ahora ya era tarde, se había hecho impermeable.
Me gusta esta postal. Me advierte esta postal de que no me deje nunca insensibilizar por las cosas bellas y sofisticadas. Que para escribir no tengo que rechazar lo que me rodea, que el arte no es una huida, que no es un arma contra el mundo, una casa confortable, sino todo lo contrario, que el arte es un adentrarse más aun , más a fondo, empaparse de todo, hasta que duela, porque la belleza no está por encima de las cosas, sino dentro de ellas, en el núcleo, el pequeño corazón que late dentro de todos los objetos, incluso dentro de un castaño.

4 comentarios

Tristán Fagot -

Jolin. Muchas gracias. Precioso homenaje (¿homenaje? Por dios, qué miedo).
En fin, espero poder escribir algo proximamente. Ahora mismo tengo tres empleos y ando un poco fastidiado de tiempo, como es normal...

Muchas gracias, me has alegrado el día y restaurado un poco mi maltrecho ego :-D

Besos

p.d. el calculo mental también se me daba muy mal...

lamismadeantes -

que lista, que habil! y para que está el hueco de "web", querida marieta mia?

enfffffin........ :)

porcierto, la proteccion antispam muy desagradable, algunos teniamos problemas con el cálculo mental en el colegio... :/

lapiedraenlarayuela -

querido tristan, un homenaje extraño a usted en mi fotolog. espero que no le importe, en tal caso digamelo, y lo retiraré de la vista pública en un pispás decir amén.

un besote.

ah! inteligente de mi. aqui le dejo la direccion para que me de su aprovación (anda, un pareado! quien dijo que yo no era poeta?):

http://www.fotolog.net/laoenlarayuela/

j.álvarez -

Hola! Navegando por la red he conocido tu web a través de el de Estefanía G., DERRETIDOS DE ODIO. Yo también soy algo dadaísta, jejejejee... y me encanta comprobar que no soy el único, aún en pleno siglo XXI... Un placer. Saludos cordiales desde EL BASTIÓN DE LOS SUEÑOS.