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MUCHO DADÁ

En nuestro clan

En nuestro clan no hay horarios para nada. Las personas se levantan a la hora que despiertan y los pucheros se ponen al fuego cuando alguien tiene hambre, así cada bocado sabe a gloria, así cada instante es deseado. Se trabaja poco, cuando es estrictamente necesario, cada cierto número de días. Entonces los hombres trabajan entre risas, horas y horas, para hacer un caldero, esa es nuestra especialidad, y, cuando lo acaban, las mujeres van a venderlo a la aldea más cercana. Pero ese dinero desaparece en cuestión de minutos, porque nos quema las manos, porque hemos trabajado muy duro ese día y hay que celebrarlo, hay que celebrar que un día más, podemos celebrarlo. Y se compra mucho vino, licores fuertes y un cabrito vivo que se degollará y cocinará en el momento. Y la fiesta a habrá empezado. El alcohol regará todos los recuerdos y los antepasados se regocijaran viendo que los suyos siguen disfrutando. Alrededor de las hogueras mis hermanos empezarán a cantar canciones que hablan del camino hecho, de las personas queridas que se han ido, del camino a ninguna parte que mi pueblo ha elegido desde siempre. Canciones tristes que resultarán alegres pues se celebra el estar vivos otro día, el poder seguir celebrándolo todo junto a los seres queridos, en libertad, danzando con los fantasmas

2 comentarios

Tristán Fagot -

De eso se trata.Gracias

Salud

odyseo -

Suena a regreso al pasado de las tribus y clanes prehistóricos, pero te ha quedado bien.
Saludos