Ya tengo la mujer perfecta
No puede haber nadie más bella que ella. Un sueño hecho realidad; hasta su coño sabe bien. Grandes ojos soñadores con los que, cuando nos conocimos, podía estar toda la noche hablando.Hablaba por los ojos, por pies y por los codos, hablaba a todas horas. Sus temas de conversación no eran mis preferidos, de hecho siguen sin interesarme lo más mínimo, pero todo lo que pronunciaba su voz, hasta una charla filosófica sobre la cría de la berenjena, me parecía el tema más apasionante del mundo. Me descubría cosas que creía no me interesaban. Su risa, la más contagiosa. Su respiración a mi lado por la noche el mejor somnífero posible. Nuestras discusiones pasionales un entretenimiento para paladares exquisitos, quien no haya discutido apasionadamente con su amada se ha perdido un gran placer. Sus lágrimas energía atómica.
Le encantaba la buena comida y el buen follar; jamás podré estar con una mujer que no tenga estos dos vicios. Al acostarnos me decía te quiero y se dormía y me dejaba leyendo toda la noche si me apetecía. Aunque no fuera una gran lectora aceptaba mis libros como si fueran mascotas que llenaban la casa. En fin, la mujer soñada. Ah, y le pese a quien le pese; cocinaba muy bien.
Pero, pobre de mi, los ángeles del cielo nos tuvieron envidia y le metieron extrañas ideas en la cabeza.
Hace una semana que no me deja leer en la cama alegando que le molesta la luz y que tiene derecho a dormir a oscuras, que también es su habitación, y me manda al inhóspito sillón del salón. Terror. Terror. Grave error. Y ayer mismo ha hecho todo lo posible para impedirme escribir, alegando que nunca estoy con ella y que prefiero mi literatura a su compañía, que ya no la quiero. Ayer no escribí.
Hoy ha hecho lo mismo. Pero gracias a dios me he dado cuenta de que está celosa de mi literatura. No me ha quedado otro remedio que matarla. Hora presiento su cuerpo inerte en la habitación de al lado, como si durmiera. Cuando acabe de escribir esto iré y me tumbaré a su lado a leer, con la luz encendida. No creo que se queje, ya vuelve a ser la de siempre; la que siempre quise.
Le encantaba la buena comida y el buen follar; jamás podré estar con una mujer que no tenga estos dos vicios. Al acostarnos me decía te quiero y se dormía y me dejaba leyendo toda la noche si me apetecía. Aunque no fuera una gran lectora aceptaba mis libros como si fueran mascotas que llenaban la casa. En fin, la mujer soñada. Ah, y le pese a quien le pese; cocinaba muy bien.
Pero, pobre de mi, los ángeles del cielo nos tuvieron envidia y le metieron extrañas ideas en la cabeza.
Hace una semana que no me deja leer en la cama alegando que le molesta la luz y que tiene derecho a dormir a oscuras, que también es su habitación, y me manda al inhóspito sillón del salón. Terror. Terror. Grave error. Y ayer mismo ha hecho todo lo posible para impedirme escribir, alegando que nunca estoy con ella y que prefiero mi literatura a su compañía, que ya no la quiero. Ayer no escribí.
Hoy ha hecho lo mismo. Pero gracias a dios me he dado cuenta de que está celosa de mi literatura. No me ha quedado otro remedio que matarla. Hora presiento su cuerpo inerte en la habitación de al lado, como si durmiera. Cuando acabe de escribir esto iré y me tumbaré a su lado a leer, con la luz encendida. No creo que se queje, ya vuelve a ser la de siempre; la que siempre quise.
5 comentarios
pompa -
antwad -
lobo FeRoz -
Sr. S. -
odyseo -
Pena de mujer!!!!