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MUCHO DADÁ

Una temporada en la mente de Rimbaud

Una temporada en la mente de Rimbaud Elijo como vacaciones una temporada en la mente de Rimbaud. Al menos eso, creo, quiere mi espíritu, pues no leo otra cosa últimamente. Mientras todas las hormiguitas huyen hacia el Mediterráneo por mucho que brille el sol no me alcanza y, en mi caverna, sigo retozando en mi infierno particular.
Hace unos días un amigo mío me preguntó que si aceptaría pasar una temporada en la mente de Rimbaud, sentir lo que él sintió, comprender las cosas como él las comprendió, revolucionar la poesía mundial, ser una bomba atómica para la literatura, tocar el más alto de los cielos.
Le contesté que ya había estado hacía mucho tiempo. Él se rió creyendo se trataba de una de mis prepotentes gracias. Pero no lo era
Con 16 años, quise ser Rimbaud y como mi mente no daba para mucho y mis lecturas habían sido muy escasas lo suplía fumando porros sin parar y escribiendo de subidón poemas malditos que al día siguiente, sobrio, me parecían malditamente malos y rompía mientras encendía otro porro.
Viendo que los porros no acrecentaban mi talento me decidí por comprar una botella de absenta. Pero de mi alma no salió nada y de mi estomago, sin embargo, salió de todo (coma etílico dijeron los médicos).
Finalmente probé suerte con el L.S.D. y me dediqué durante casi medio año a faltar a clase y a ponerme ciego de tripis. Y parecía que funcionaban. Mi mente se hallaba en un constante estado de excitación y leía frenéticamente, comprendiendo por primera vez, libros y libros de poesía. Me pasé muchas noches escuchando música y leyendo a Blake, Baudeleare y, como no, a mi amigo Rimbaud. Una noche en especial sentí estar cerca de la revelación, lágrimas brotaban de mis ojos con cada verso, nada se me escapaba y sentía cada palabra como si la hubiera escrito yo. Podríamos decir que mi colocón era de los que hacen historia. Ahí me teníais a mi, tirado en el sofá, con los Doors puestos ( para dar un ambiente propiciamente maldito), llorando con mi libro Ribaud entre las manos, una edición bilingüe de Circulo de Lectores, totalmente exaltado. El único problema fue que cuando ya llevaba casi cinco poemas leídos me di cuenta de que los había leído en la versión original, y me asusté especialmente pues no tenía ni puta idea de francés. Algo iba mal, algo estaba fallando, me había inventado los poemas en mi mente, creía haber comprendido algo que estaba muy lejos de comprender. Me levanté e hice el experimento definitivo.
Cogí la Illiada en griego de mi padre y leí batallas nuca escritas por Homero. Disfruté con el Corán, escrito en árabe, y me inventé mi propia religión, a mi medida personal. Lloré con las viñetas de Mafalda. Empecé el Quijote desde atrás, leyendo las palabras en orden inverso, y encontré a Dulcinea, escondida, entre dos bellos y frondosos adjetivos. Y, finalmente, lloré de desesperación, grité hasta quedar afónico, cuando el prospecto de las aspirinas me pareció el más bello poema jamás escrito por el hombre.
Ya era todo un Rimbaud de andar por casa. Sin embargo cuando me encontraron mis padres, a la mañana siguiente, acurrucado en una esquina del salón, les perecí un chico con muchos problemas mentales y les supliqué que sacarán al puto poeta muerto de mi cabeza.
Como supondréis no he vuelto a leer a Rimbaud hasta el día de hoy. Quizás ya tenga menos miedo a ser un Ícaro más y que se me quemen las alas, un Prometeo moderno al que castiguen los dioses por su osadía, por querer asemejarse a ellos. No se, quizás esté pasando una segunda adolescencia. Puede que esté cansado de ser la pulga que soy, con mis escasos momentos de lucidez, sacando poco a poco las letras que llevo dentro, como quistes, tumores, pequeños anzuelos que se me clavan cada vez que leo un libro y tardo mucho en poder sacar.
Quizás haya sido por la pregunta de mi amigo. Quizás haya sido por que ya estoy preparado para sentirlo sin que me posea.

6 comentarios

Tristán Fagot -

De verdad has leido mi blog?Porque sacas mucho de un triste post. ¿O es que me conoces?¿O estás proyectándote en él?
Creo que no te entiendo

Tristán Fagot -

Tan intelectual como la ironía, de la cual veo careces.
Un abrazo

Anónimo -

"Como supondréis no he vuelto a leer a Rimbaud hasta el día de hoy": no es que lo supongamos, ¡es evidente!
Por cierto, no sé qué me da tu blog lleno de lugares comunes, amigos-conocidos y falsos recuerdos de gente guapa y de bohemios de medio pelo. Supongo que al final no escribes tan mal; lástima que no tengas algo más auténtico que contar. Un poco menos de quere impresionar con intelectualidades mal digeridas y un poco más de sinceridad te/nos harían bien. De nada :)
PS. Siento ser un poco duro, pero es el justo castigo por mentar a Antonin en vano.

Sr. S. -

Sólo quería decirte que te has marcado un post de puta madre.

¿quien no ha escrito colocado y lo ha roto todo a la mañana siguiente, cuando el sol cruel ha iluminado nuestras miserias?

Otra cosa: los escritores sons eres solitarios (lo dijo Marguerite Duras)

Un saludo

Tristán Fagot -

Había contestado una serie de idioteces, pero las he eliminado. No merece la pena.

Saludos

Brother from New York -

Oye tu, insultas a la Lopez en su exitosa pagina y eso esta feo (aunque todos lo hemos hecho alguna vez). Tu pagina es mucho mas interesante, mas intelectual, mas artistica, mas divertida... pero nadie te lee. Eso tiene que doler. Tienes mi aprobacion y admiracion, si eso sirve para mitigar el dolor de la soledad webloguera. Ala palante.